En el negro de la noche
los labios del mismo color me pinté,
te pedí que te fueras lejos
y la puerta en la cara te cerré.
Pero vos, obstinado como siempre,
elegiste no ponerte la corbata de luto
y te sentaste en la esquina a esperar
a que salga vestida de rosa.
Pero yo, nene,
al rosa siempre lo detesté.
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