El amor después I



Y entonces aquel dios
le dijo al único apóstol,
el más fiel de seguro,
y vivo que le quedaba:
Hermano,
te buscarán el punto
hasta el cansancio,
porque tu debilidad
habrá dejado de ser
para ese entonces
un talón de Aquiles oculto,
secreto, ignorado.
Y no será tu culpa
haberlo revelado,
sucede que,
tarde o temprano,
el cuerpo lo expulsa
por amor al otro.
Pero hermano,
jamás te engañes,
que de este mundo
no todos se animan a irse
habiendo saciado
hasta la última gota de deseo.
Y querrán despedazarte,
entregarte a los leones por eso,
como si de tus costillas dependiera.
Y las canciones
te dolerán a deshoras,
y lo personal se volverá
aún más personal,
incluso si no lo fuera,
hasta hacerse carne
y te circulará por el cuerpo
como si fuera sangre.
Sentirás ganas de parir
el hartazgo,
el llanto,
las ganas,
la bronca,
los recuerdos,
y preferirás que tu ombligo
fuera un tapón
por donde, al abrirlo,
saliera despedido en pedazos ese cuchillo
que raspa las entrañas o,
en el mejor de los casos,
el corazón partido
en partículas microscópicas.
Volverá, amigo mío,
como el asesino que vuelve
a la escena del crimen,
pero no soportará el silencio
y te estampará
frente a un camión de palabras
a 300 kilómetros por hora.
No podrás hacerte fuerte ahí,
es lo más probable,
porque usará tu prosa,
aquella que le enseñaste,
de arma y de escudo.
Y tendrás ganas
de morder su lengua,
de arrancarle el habla,
de haberte callado,
de haber sido más cauto.
Pero ya no tendrá sentido,
como tampoco lo habría tenido en su momento,
porque serán en esas cosas bonitas
en las que habrían encontrado el clímax.
Te querrá explicar los tiempos,
el futuro, todo eso de la vida,
como si valieran lo mismo,
como si no estuviera regida por reloj,
o como si a todos
nos funcionaran en el mismo sentido.
Y cuando el confín de su guerra
los haga tropezar con sus narices,
y ya las manos estén hartas de rozar,
y los pies hartos de patear,
y la cabeza harta de sacudir,
será entonces cuando preguntarán:
"¿Realmente nos merecíamos esto?"

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"Para escribir bien hay recetas, consejos útiles, un aprendizaje. Escribir, en cambio, es una decisión de vida, que se realiza con todos los actos de la vida". César Aira.